Liturgia del Viernes santo

fuente : Wikipedia

Liturgia de Viernes Santo

En la religión católica, en este día no se celebra la eucaristía. En su lugar, se celebra la «Liturgia de la Pasión del Señor» a media tarde del viernes, de ser posible cerca de las tres de la tarde, hora en la que se ha situado la muerte de Jesucristo en la cruz. Por razones pastorales puede celebrarse más tarde, pero no después de las seis de la tarde.

 

El sacerdote y el diácono visten ornamentos rojos, en recuerdo de la sangre derramada por Jesucristo en la cruz. Los obispos participan en esta celebración sin báculo y despojados de su anillo pastoral. Antes de iniciar la celebración, el templo se presenta con las luces apagadas, y de no ser posible, a media luz. El altar y los laterales se encuentran sin manteles ni adornos, mientras que a un costado de éste ha de disponerse un pedestal para colocar en él la santa cruz que será ofrecida a veneración.

El comienzo de esta celebración es en silencio. El sacerdote se postra frente al altar, con el rostro en tierra, recordando la agonía de Jesús. El diácono, los ministros y los fieles se arrodillan en silencio unos instantes. El sacerdote, ya puesto de pie, se dirige a la sede donde reza una oración (a modo de oración colecta).

En seguida, estando los fieles sentados, se inicia la Liturgia de la Palabra: se proclaman dos lecturas, la primera del profeta Isaías (el siervo sufriente) y la segunda del apóstol san Pablo, intercaladas por un salmo («Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»).

Después de la segunda lectura, sin aclamación, se proclama el relato completo de la «Pasión según san Juan», en cuya lectura participan varias personas, leyéndose los papeles de Jesús (por el diácono o el sacerdote), el cronista por una persona y el Sanedrín (las personas que aparecen en el relato) por otro, siendo un seglar el que informa de lo que se va a ir realizando a lo largo de ésta celebración, al igual que en el día anterior. La homilía es algo más breve de lo habitual debido a lo extenso del Evangelio.

La Liturgia de la Palabra finaliza con la «Oración universal», hecha de manera solemne. Se ora por la Iglesia, por el papa, por todos los ministerios —obispos, presbíteros y diáconos— y por los fieles, por los catecúmenos, por la unidad de los cristianos, por los judíos, por los que no creen en Cristo, por los que no creen en Dios, por los gobernantes, y por los atribulados.

Después tiene lugar la veneración del Árbol de la Cruz, en la cual se descubre en tres etapas el crucifijo para la veneración de todos. El sacerdote celebrante va a los pies de la iglesia junto con dos personas (diáconos o monaguillos normalmente) que portan unos cirios y va avanzando con la cruz tapada con una tela oscura o roja y la va destapando mientras canta en cada etapa la siguiente aclamación: » Mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la Salvación del Mundo«, respondiendo los fieles y el coro «Venid a adorarlo«, de modo que al llegar al Altar queda totalmente descubierta.

A continuación los sacerdotes besan la cruz y después todos los fieles. Mientras, se suele cantar alguna canción, la única en toda la celebración. Las que están mandadas en el Misal Romano son tres, que se cantan a continuación una de otra: Los «Improperios» o reproches de Jesús al pueblo, el «Crux fidelis» («Oh Cruz fiel», alabanzas a la cruz de Cristo), y el «Pange lingua» (no el himno eucarístico, «Pange, lingua, gloriosi Corporis mysterium«, que se canta durante el traslado del Santísimo Sacramento al Monumento el día anterior, sino un canto sobre la Pasión, «Pange, lingua, gloriosi proelium certaminis«).

Terminada esta parte, se coloca un mantel en el Altar y el celebrante invita a los fieles a rezar el Padre Nuestro como de costumbre. Se omite el saludo de la paz, y luego de rezado el Cordero de Dios, se procede a distribuir la Comunión a los fieles con las Sagradas Formas reservadas en el monumento el día anterior, o sea, Jueves Santo. La celebración culmina sin impartirse la bendición, al igual que en el día anterior ya que la celebración culminará con la Vigilia Pascual, y se invita a esperar junto a María la llegada de la Resurrección del Señor, pero mientras tanto, se produce un profundo silencio y meditación sobre la Muerte del Señor. A continuación los sacerdotes, diáconos y ministros se marchan en silencio a la sacristía. En esta acción litúrgica se recoge una colecta, destinada a financiar el mantenimiento de los Santos Lugares donde vivió Jesucristo. Los encargados de mantener estos lugares son los Franciscanos Custodios de Tierra Santa.

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La presentacion del Señor

La fiesta del 2 de Febrero conserva un carácter popular. Sin embargo es necesario que responda verdaderamente al sentido auténtico de la fiesta. No resulta adecuado que la piedad popular al celebrar la presentacion del Señor, se olvide del contenido cristológico , que es el fundamental, para quedarse casi de forma exclusiva en los aspectos mariológicos; el hecho de que se deba «ser considerada como una memoria simultánea del Hijo y de la Madre», no autoriza semejante campo de la perspectiva; las velas , conservadas en los hogares, deben ser para los fieles un signo de Cristo «luz del mundo», y por lo tanto un motivo más para expresar la fe.

La novena de navidad nacida para comunicar a los fieles las riquezas de una liturgia a la cual no tenían fácil acceso. La novena navideña ha desempeñado una funcion valiosa y la puede continuar desempeñando. Sin embargo en nuestros días, en los que se ha facilitado la participación del pueblo en las celebraciones litugicas, sería deseable que en los días del 17 al 23 de Diciembre, se solemnizara la celebracion de las visperas con las antifonas mayores y se invitara a participar a los fieles. Esta celebracion , antes o despues de la cual podrían tener lugar algunos de los elementos especiales de la Navidad, plenamente litúrgica y antenta a la exigencias de la piedad popular; en la celebración de las visperas solemnes, se pueden desarrollar algunos elementos , tal como está previsto (utilización de la homilía, del incienso, de preces adaptadas).

El nacimiento.

Como es bien sabido , además de las representaciones del Pesebre de Belén, que existían en la antiguedad, en las iglesias, a partir del siglo XIII se difundió la costumbre de preparar pequeños nacimientos en la habitaciones de la casa, sin duda por influencia del nacimiento construido en Greccio por S. Francisco de Asís. La preparación de los mismos en la cual participaban de modo singular los niños de la casa, se convierte en una ocasion para los miembros de la familia entren en contacto con el misterio de las páginas biblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús.

En el tiempo de navidad, la Iglesia celebra el misterio de la manifestación del Señor; su humilde nacimiento en Belén, anunciado a los pastores primicia de Israel que acoge al Salvador; la manifestacion de los Magos venidos de Oriente; primicia de los gentiles, que en Jesús nacido reconocen y adoran al Cristo Mesías. La teofanía en el rio Jordan , donde Jesús es proclamado por el Padre Hijo de Dios predilecto y comienza publicamente su ministerio mesíanico. El signo utilizado en Caná con el que Jesús manifiesta su Gloria y sus discípulos comienzan a creer.

Sugerencias para vivir el ciclo de navidad

Llega el ciclo de navidad y queremos vivir con autenticidad el misterio de la venida del Señor; para ello adornamos y ambientamos con diferentes motivos nuestras parroquias, capillas, centros de catequesis, colegios, hogares… el Directorio de religiosidad y liturgia, publicado por la Congregación del culto el 17 de diciembre de 2001 ofrece una serie de pautas que consideramos muy útiles para lograr estos objetivos y conseguir una mejor vivencia de este este tiempo liturgico. Por si nuestros lectores no disponen de de este documento, juzgamos interesante transcribirlo para las personas que buenamente puedan hacer uso de el.

TIEMPO DE ADVIENTO :

LA CORONA DE ADVIENTO
LAS PROCESIONES DE ADVIENTO
LAS TEMPORAS DE INVIERNO
LA VIRGEN MARIA EN ADVIENTO
LA NOVENA DE NAVIDAD
EL NACIMIENTO
LA PIEDAD POPULAR Y EL ADVIENTO.

TIEMPO DE NAVIDAD

LA NOCHE DE NAVIDAD
LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA
LA FIESTA DE LOS SANTOS INOCENTES
EL 31 DE DICIEMBRE
LA SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS
LA SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA
LA FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR.

El tiempo de adviento es tiempo de espera, de conversion y de esperanza. Espera- memoria de la primera y ultima venida del Señor. Conversion a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan el Bautista. » Convertios , porque está cerca el reino de los cielos».
Esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, po lo que la promesa se convertirá en posisión; la fe en visión, y nosotros seremos semejantes a El porque le veremos tal cual es.»
La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo fiel la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías.
Durante el tiempo de Adviento, la liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María; recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión. Exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió , tal e inmediatamente , al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron al naciemiento del Salvador. Tambien la piedad popular dedica, en el tiempo de adviento, una atención particular a Santa María; lo atestiguan de manera inequívoca diversos ejercicios de piedad y sobre todo las novenas a la Inmaculada y de la Navidad.
Sin embargo, la valoración del Adviento, «como tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor»; no quiere decir que este tiempo se deba presentar como un mes de María.
Con esta conciencia se relaciona la costumbre bastante extendida de cantar el 1 de enero el himno Veni Creator Spiritus, para que el Espiritu del Señor dirija los pensamientos y las acciones de todos y cada uno de los fieles y de las comunidades cristianas durante todo el año.

Entre los buenos deseos, con los que los hombres y mujeres saludan el 1 de enero, destaca el de la paz. El deseo de paz tiene profundas raíces biblicasa , cristológicas y navideñas. Los hombres de todos los tiempos invocan el bien de la paz aunque atentan contra el frecuentemente y en el modo más violento y destructor con la guerra.
La sede apostólica, participa de las aspiraciones profundas de los pueblos, desde el 1967 ha señalado para el 1 de enero la celebración de la Jornada mundial de la paz.»

En torno a la solemnidad de Epifanía, que tiene un origen muy antiguo y un contenido muy rico, han nacido y se han desarrollado muchas tradiciones y expresiones genuinas de piedad popular. Entre estas se pueden recordar:

El solemne anuncio de la Pascua y de las fiestas principales del añor; la recuperación de este anunci , que se está realizando en diferentes lugares, se debe favorecer pues ayuda a los fieles a descubrir la ralacion entre la Epifanía y la Pascua; y la orientacion de todas las fiestas hacia la mayor de las solemnidades cristianas,.
El intercambio de regalo de reyes, esta costumbre tiene sus raíces en el episodio evangelico de los dones ofrecidos por los magos al niño Jesus. y en un sentido más radical, en el don que Dios Padre ha concedido a la humanidad con el nacimiento entre nosotros del Enmanuel. Es deseable que el intercambio de regalos con ocasion de la fiesta de Epifanía, mantenga un carácter religioso, muestre que su motivación última se encuentra en la narración evangelica. Esto ayudará a convertir el regalo en una expresion de la piedad cristiana y a sacarlo de los acontecimientos de lujo, ostentación y despilfarro, que son ajenos a sus orígenes.

La bendición de las casas, sobre cuyas puertas se traza la señal de la Cruz, el número del año comenzado , las letras iniciales de los nombres tradicionales de los Santos mágos (C+M*B). Cristus mansionen bendicat, escritas con tinta bendecida, estos gestos , realizados por grupos de niños acompañados por los adultos, expresan la invocacion de la bendicion de Cristo por intercesión de los santos Magos y a la vez son una ocasion para recoger ofrendas que se dedican a fines misioneros y de caridad.
Las iniciativas de solidaridad a favor de los hombre y mujeres que, como los Magos vienen de regiones lejanas , respecto a ellos sean o no cristianos, la piedad popular adopta una actitud de comprensión acogedora y de solidaridad efectiva.

La ayuda a la evangelización de los pueblos, el fuerte caracter misionero de la Epifanía ha sido percibido por la piedad popular, por lo cual en este día tienen lugar iniciativas a favor de las misiones, especialmente las vinculadas a la obra misionera de la Santa Infancia; instituida por la Sede Apostólica.

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

Los misterios DEL BAUTISMO DEL SEÑOR, y de su manifestacion en las bodas de Caná están estrechamente ligados con los acontecimientos de la Epifanía. La fiesta del Bautismo del Señor , concluye el tiempo de navidad. Esta fiesta, revalorizada en nuestros días, no ha dado origen a especiales manifestaciones de la piedad popular. Sin embargo, para que los fieles sean sensibles a lo referente al Bautismo y a la memoria de su nacimiento como Hijos de Dios, esta fiesta puede constituir un momento oportuno para iniciativas eficaces, como : el uso del rito de la aspersión dominical con el agua bendita en todas las misas que se celebran con asitencia del pueblo. Centrar la homiía y la catequesis en los temas y símbolos bautismales.